La Obediencia

 

La obediencia a caracterizado a los triunfadores en Dios.

 

En el pasaje de Hch  9  leemos la conversión de Saulo al cristianismo y puedo ver varios puntos: Dos actitudes, dos respuestas y un resultado.

 

1º Actitud de VALOR: Pablo oye, se levanta y hace todo cuanto el Señor le había dicho (v.6):  

 

Cuando Pablo se levanta sabe que lo hace para hacer cosa distinta a la que hacia antes, se levanta para ser instrumento usado por Dios, para testificar lo que había visto y oído de Jesús, que aunque el no lo vio no oyó en carne, vio la luz y oyó su voz en el cielo. Si Pablo le hubiera dado pereza y se hubiera quedado en las tradiciones de su religión ni siquiera lo conociéramos, pero El tomo una decisión ese día; escuchar todo cuanto El Señor le había dicho y obedecer al pie de la letra.

 

Una actitud de valor, aquel día Pablo sabia que su vida seria distinta pues había tenido un encuentro con el salvador, su vida ya no seria igual. Si pablo perseguía a los cristianos era porque el creía que servía a Dios de esa forma, quería satisfacer a los hombres y también a Dios porque el era un hombre celoso de Dios, quería llenar las expectativas de Dios haciendo tales cosas, lo que el no sabia es que no era por lo que el hiciera que se iba a ganar el favor de Dios, sino por su corazón. No hay nada que el hombre pueda hacer para Dios como si Dios necesitase cosa alguna; pero si podemos alegrarle el corazón siendo hijos obedientes a su voluntad. Si Pablo no se hubiera levantado no se le hubiera dicho que hacer. 

 

El día en que Cristo llamo a nuestras vidas y decidimos levantarnos como personas transformadas por El; se nos dice que hacer, recibimos respuesta inmediata del Señor sobre que hacer para su obra, el ministerio y las personas del alrededor. El creyente que le cree a Dios hace todo cuanto se le dice sin titubear, ni preguntar nada; recibe instrucciones rápidas. Si nunca nos atrevemos a obedecer al Señor nunca seremos instrumentos útiles.

 

2º Actitud  de TEMOR, Ananías oye pero cuestiona (v.13):

 

Ananías recibió la orden de ir a ver a Pablo, escucho lo que el Señor le había dicho pero aunque había escuchado y dicho “Heme aquí Señor” tuvo miedo y cuestiono el mandato de Dios, el sabia que era lo que Dios le había dicho pero tuvo miedo de salir y cumplir el mandato, temía perder su vida, olvidando que Dios la guardaba.

 

Hoy cuantos cristianos somos así que por temor, nos perdemos la bendición de servir al Señor. Nuestros miedos se interponen en el proceso de perfección que el Señor cumple en nosotros , Si hay algo que no nos deja avanzar no es el enemigo sino nuestro propio ego, nuestros propios miedos, temores, vergüenzas,  falta de cordura y muchas cosas mas, que por aquello dejamos de crecer al ciento por uno como el Señor quiere.

 

Cuando el pueblo de Dios recibe el mandato, lo primero que debe hacer es seguir la orden y llegar a su cumplimiento. No podemos quedarnos en el camino cuestionando, si lo podremos hacer o si fracasaremos en el intento. Dios quiere respuestas que sean “heme aquí” siendo hacedores; no esos “heme aquí” pero no hacen nada. Hoy en día ya hemos sido enviados para dar vista  a los ciegos y luz a los que andan en tinieblas, no debemos temer lo que el hombre diga o el consejo del diablo que se levante, porque si Dios con nosotros quien contra nosotros.  Es necesario mantener una comunión con Dios para estar dispuestos a obedecer la voz de Dios.

 

3º Resultado al que obedece (v.18):

 

El resultado del que obedece la voz de Dios es la bendición de ahora ver la luz, ser hecho una creatura nueva con un corazón entendido y espíritu diferente y tener el Espíritu Santo. Si alguno desea  que su vida sea fructífera debe levantarse y obedecer la voz de Dios, sea cual fuere el mandato y Dios obrara, siempre y cuando estemos dispuestos, recuerda que el que teme no ha sido perfeccionado en el Amor.

                                                                                                                

                                                                                                                                    Ps. Israel

 

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